14-2014 d.C. : el bimilenario de la muerte de Augusto en Campania

14-2014 d.C. : el bimilenario de la muerte de Augusto en Campania

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Nápoles celebra hasta el 4 de mayo al emperador Augusto, que marcó profundamente las fortunas de Campania, Italia y el Mediterráneo, con la exposición "Augusto en Campania. De Octavio al Divino Augusto. 14-2014 a. C.". La iniciativa celebra la figura del emperador romano 2000 años después de su muerte en Nola, a través de un recorrido que serpentea por 11 salas del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, describiendo los lugares que lo vieron protagonista en su ascenso al poder.

El periodo del principado de Augusto fue uno de los más prósperos de la antigüedad. El emperador estableció en Campo Misenum la base de la flota romana en el mar Tirreno, construyó grandes obras en todas las ciudades y mejoró la red viaria. Muchas ciudades vivían en aquella época su momento de máximo esplendor económico y constructivo. Entre las intervenciones públicas más importantes, datadas en aquella época, debe contarse el acueducto augusteo, que se alimentaba de las fuentes de Serino y, con un recorrido de 96 km en su mayor parte subterráneo, transportaba el agua en fuentes y cisternas públicas y privadas suministrando agua potable a varias ciudades, entre ellas Nápoles, Pozzuoli, Baia, Nola, Acerra y Pompeya.

Pero el mito de Augusto también se basa en numerosas leyendas nacidas a su alrededor. Se dice, por ejemplo, que hasta las ranas le obedecían y que recibía señales y sueños premonitorios. Tras su muerte fue proclamado divus y se convirtió en objeto de ritos religiosos, para él se erigieron templos donde los colegios sacerdotales dedicaban festividades el día de su nacimiento.

La experiencia en Campania comenzó para Augusto en Capri, donde desembarcó por primera vez en el 29 a.C. regresando de Oriente, y donde pasó largas temporadas durante su principado, dando una importante contribución en hacer famosas las maravillas de la costa.

La conclusión tuvo lugar en Nola, donde murió el 19 de agosto del 14 a.C., atacado por una enfermedad mientras viajaba, y donde aún se le recuerda con una estatua de bronce dedicada a él y colocada en la plaza de la catedral de San Felice de Nola.

La exposición actual en Nápoles se abre en la entrada con una estatua de Augusto que "da la bienvenida" al público, al redescubrimiento del fuerte vínculo que unió al emperador con la historia de Campania, en un recorrido que serpentea a través de 11 salas: la celebración de la pareja imperial (Augusto y Livia), la descripción de la dinastía Julio-Claudia, hasta los grandes cambios políticos y sociales que siguieron a la pax augustea.

Más de cien obras, entre estatuas, losas de mármol, yesos pompeyanos, jarrones y otros objetos de la vida cotidiana, enriquecen la exposición que recorre la vida de un hombre que cambió -en más de cuarenta años- para siempre la historia del imperio. Lo más destacado de la exposición napolitana procede de valiosas piezas que muestran la conexión entre el poder imperial y los territorios de Campania. Obras como el cráter de Gaeta, el Marte de Cuma y la inscripción de los Juegos Olímpicos halladas durante las excavaciones del metro de Nápoles, restauradas y expuestas específicamente para la muestra.