Del Palacio del Capitán del Pueblo al Museo del Bargello

Del Palacio del Capitán del Pueblo al Museo del Bargello

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A lo largo de su dilatada historia, el Palacio del Bargello ha tenido diferentes funciones y finalidades, permaneciendo siempre en el centro de la vida de la ciudad de Florencia.

Al principio, cuando se construyó, entre 1255 y 1265, en Florencia era un periodo de relativa paz entre güelfos y gibelinos, que se habían enfrentado en los últimos 50 años y se alternaban en el gobierno de la ciudad. El palacio se utilizó como sede del Capitán del Pueblo que, por primera vez, representaba las reivindicaciones de los ciudadanos frente a la República. El Capitán del Pueblo, figura creada con el establecimiento de Florencia como municipio libre, era el representante de las fuerzas populares.

Tras la victoria de los gibelinos en Montaperti en 1260, el palacio se convirtió en la sede del Podestà, que representaba al emperador Manfredi. Sus funciones tenían que ver con el control de la ciudad y la gobernanza y el respeto de las leyes imperiales. En ese momento, el edificio se convirtió en el Palacio del Podestà. En años posteriores se amplió hasta convertirse en lo que conocemos ahora gracias a la obra de Neri Fioravante. Entonces, una parte del Palacio, la Torre Volognana, se utilizó como prisión y lugar de tortura.

Así hasta que en 1502 el edificio se transformó, esta vez en Palacio de Justicia, cuando el Gonfaloniere Pier Soderini sustituyó la figura del Podestà por la del Consejo de Justicia para humanizar los procedimientos judiciales.

Finalmente, con el Gran Ducado de los Médicis, el palacio tomó su nombre definitivo de Palacio del Bargello. Cosme I lo convirtió de hecho, en 1574, en un lugar de detención temporal en el que se instaló el Bargello, o sea el jefe de la Guardia del Gran Duque. En ese momento todo el palacio se transformó en una prisión, y en sus salas se realizaron celdas para la detención de los prisioneros. Se tapiaron la logia y la terraza, se eliminaron los frescos y se retiraron las esculturas para transformar el edificio en prisión, pero también en cuartel, armería, tribunal, cuartel de policía y punto de interrogatorio.

El Palacio volvió a su estado original, y también a su aspecto actual, en 1859, cuando se trasladó la prisión al antiguo convento de las Murate, se restauraron los frescos y se reabrió la logia. Algún tiempo después, en 1865, año de la Capitalidad de Florencia, el palacio fue destinado finalmente a su función actual, la de museo que hoy alberga las obras maestras escultóricas del Renacimiento florentino.